Detrás de la palabra hombre A.R.V.

¡Oh muerte en vida! Nadie nos salva de esta orfandad.
Vamos y venimos. Subimos y caemos.
Palabra somos y en palabra nos convertiremos.

jueves, 17 de enero de 2013

Invitación Taller

El arte es siempre un espacio de libertad. Por eso Taller PalabreArte permite la creación y la expresión de la interioridad por medio de la Palabra. Crear a partir de las experiencias personales y transformar estas experiencias en obras literarias narrativas o líricas. También se puede superar lo etéreo de la vida al plasmar un instante, un gesto, un recuerdo, en palabras que sobreviven a lo perecedero de la existencia humana. Si quieres participar en nuestro Taller estaremos nuevamente este año en la Iglesia Santa Inés los días jueves a las 18,00 a partir de abril. Si te interesa de manera particular o a través de alguna institución gestionar que se imparta el taller puedes hacerlo mediante contacto al correo tallerpalabrearte@gmail.com Talleres que pueden ser personalizados o grupales.

jueves, 10 de enero de 2013

Vicente Huidobro y Creacionismo


ARTE POÉTICA

     Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.
     Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.
     Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.
     Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema ;

Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.
     El Poeta es un pequeño Dios.

CANTO II

Mujer el mundo está amueblado por tus ojos
Se hace más alto el cielo en tu presencia
La tierra se prolonga de rosa en rosa
Y el aire se prolonga de paloma en paloma
Al irte dejas una estrella en tu sitio
Dejas caer tus luces como el barco que pasa
Mientras te sigue mi canto embrujado
Como una serpiente fiel y melancólica
Y tú vuelves la cabeza detrás de algún astro
¿Qué combate se libra en el espacio?
Esas lanzas de luz entre planetas
Reflejo de armaduras despiadadas
¿Qué estrella sanguinaria no quiere ceder el paso?
En dónde estás triste noctámbula
Dadora de infinito
Que pasea en el bosque de los sueños
Heme aquí perdido entre mares desiertos
Solo como la pluma que se cae de un pájaro en la
          ( noche
Heme aquí en una torre de frío
Abrigado del recuerdo de tus labios marítimos
Del recuerdo de tus complacencias y de tu
          ( cabellera
Luminosa y desatada como los ríos de montaña
¿Irías a ser ciega que Dios te dio esas manos?
Te pregunto otra vez
El arco de tus cejas tendido para las armas de
          ( los ojos
En la ofensiva alada vencedora segura con orgullos
          ( de flor
Te hablan por mí las piedras aporreadas
Te hablan por mí las olas de pájaros sin cielo
Te habla por mí el color de los paisajes sin viento
Te habla por mí el rebaño de ovejas taciturnas
Dormido en tu memoria
Te habla por mí el arroyo descubierto
La yerba sobreviviente atada a la aventura
Aventura de luz y sangre de horizonte
Sin más abrigo que una flor que se apaga
Si hay un poco de viento
Las llanuras se pierden bajo tu gracia frágil
Se pierde el mundo bajo tu andar visible
Pues todo es artificio cuando tú te presentas
Con tu luz peligrosa
Inocente armonía sin fatiga ni olvido
Elemento de lágrima que rueda hacia adentro
Construido de miedo altivo y de silencio

Haces dudar al tiempo
Y al cielo con instintos de infinito
Lejos de ti todo es mortal
Lanzas la agonía por la tierra humillada de
      ( noches
Sólo lo que piensa en ti tiene sabor a eternidad
He aquí tu estrella que pasa
Con tu respiración de fatigas lejanas
Con tus gestos y tu modo de andar
Con el espacio magnetizado que te saluda
Que nos separa con leguas de noche
Sin embargo te advierto que estamos cosidos
A la misma estrella
Estamos cosidos por la misma música tendida
De uno a otro
Por la misma sombra gigante agitada como árbol
Seamos ese pedazo de cielo
Ese trozo en que pasa la aventura misteriosa
La aventura del planeta que estalla en pétalos de
      ( sueño
En vano tratarías de evadirte de mi voz
Y de saltar los muros de mis alabanzas
Estamos cosidos por la misma estrella
Estás atada al ruiseñor de las lunas
Que tiene un ritual sagrado en la garganta

Qué me importan los signos de la noche
Y la raíz y el eco funerario que tengan en mi
      ( pecho
Qué me importa el enigma luminoso
Los emblemas que alumbran el azar
Y esas islas que viajan por el caos sin destino a
      ( mis ojos
Qué me importa ese miedo de flor en el vacío
Qué me importa el nombre de la nada
El nombre del desierto infinito
O de la voluntad o del azar que representan
Y si en ese desierto cada estrella es un deseo de
      ( oasis
O banderas de presagio y de muerte
Tengo una atmósfera propia en tu aliento
La fabulosa seguridad de tu mirada con sus cons-
      ( telaciones íntimas
Con su propio lenguaje de semilla
Tu frente luminosa como un anillo de Dios
Más firme que todo en la flora del cielo
Sin torbellinos de universo que se encabrita
Como un caballo a causa de su sombra en el aire
Te pregunto otra vez
¿Irías a ser muda que Dios te dio esos ojos?
Tengo esa voz tuya para toda defensa
Esa voz que sale de ti en latidos de corazón
Esa voz en que cae la eternidad
Y se rompe en pedazos de esferas fosforescentes
¿Qué sería la vida si no hubieras nacido?
Un cometa sin manto muriéndose de frío
Te hallé como una lágrima en un libro olvidado
Con tu nombre sensible desde antes en mi pecho
Tu nombre hecho del ruido de palomas que se
      ( vuelan
Traes en ti el recuerdo de otras vidas más altas
De un Dios encontrado en alguna parte
Y al fondo de ti misma recuerdas que eras tú
El pájaro de antaño en la clave del poeta
Sueño en un sueño sumergido
La cabellera que se ata hace el día
La cabellera al desatarse hace la noche
La vida se contempla en el olvido
Sólo viven tus ojos en el mundo
El único sistema planetario sin fatiga
105
Serena piel anclada en las alturas
Ajena a toda red y estratagema
En su fuerza de luz ensimismada
Detrás de ti la vida siente miedo
Porque eres la profundidad de toda cosa
El mundo deviene majestuoso cuando pasas
Se oyen caer lágrimas del cielo
Y borras en el alma adormecida
La amargura de ser vivo
Se hace liviano el orbe en las espaldas

Mí alegría es oír el ruido del viento en tus cabellos
(Reconozco ese ruido desde lejos)
Cuando las barcas zozobran y el río arrastra tron-
     ( cos de árbol
Eres una lámpara de carne en la tormenta
Con los cabellos a todo viento
Tus cabellos donde el sol va a buscar sus mejores
     ( sueños
Mi alegría es mirarte solitaria en el diván del
     ( mundo
Como la mano de una princesa soñolienta
Con tus ojos que evocan un piano de olores
Una bebida de paroxismos
Una flor que está dejando de perfumar
Tus ojos hipnotizan la soledad
Como la rueda que sigue girando después de la
     ( catástrofe
Mi alegría es mirarte cuando escuchas
Ese rayo de luz que camina hacia el fondo del
     ( agua
Y te quedas suspensa largo rato
Tantas estrellas pasadas por el harnero del mar
Nada tiene entonces semejante emoción
Ni un mástil pidiendo viento
Ni un aeroplano ciego palpando el infinito
Ni la paloma demacrada dormida sobre un
     ( lamento
Ni el arcoiris con las alas selladas
Más bello que la parábola de un verso
La parábola tendida en puente nocturno de alma
     ( a alma
Nacida en todos los sitios donde pongo los ojos
Con la cabeza levantada
Y todo el cabello al viento
Eres más hermosa que el relincho de un potro en
     ( la montaña
Que la sirena de un barco que deja escapar toda
     ( su alma
Que un faro en la neblina buscando a quien
     ( salvar
Eres más hermosa que la golondrina atravesada
     ( por el viento
Eres el ruido del mar en verano
Eres el ruido de una calle populosa llena de
     ( admiración
Mi gloria está en tus ojos
Vestida del lujo de tus ojos y de su brillo interno
Estoy sentado en el rincón más sensible de tu
     ( mirada
Bajo el silencio estático de inmóviles pestañas
Viene saliendo un augurio del fondo de tus ojos
Y un viento de océano ondula tus pupilas
Nada se compara a esa leyenda de semillas que
     ( deja tu presencia
A esa voz que busca un astro muerto que volver a
     ( la vida
Tu voz hace un imperio en el espacio
Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a
     ( colgar soles en el aire
Y ese mirar que escribe mundos en el infinito
Y esa cabeza que se dobla para escuchar un mur-
     ( mullo en la eternidad
Y ese pie que es la fiesta de los caminos
     ( encadenados
Y esos párpados donde vienen a vararse las cente-
     ( llas del éter
Y ese beso que hincha la proa de tus labios
Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu
     ( vida
Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho
Dormido a la sombra de tus senos

Si tú murieras
Las estrellas a pesar de su lámpara encendida
Perderían el camino
¿Qué sería del universo?









El Creacionismo
   El creacionismo no es una escuela que yo haya querido imponer a alguien; el creacionismo es una teoría estética general que empecé a elaborar hacia 1912, y cuyos tanteos y primeros pasos los hallaréis en mis libros y artículos escritos mucho antes de mi primer viaje a París.
   En la revista chilena Musa Joven, yo decía:
   El reinado de la literatura terminó. El siglo veinte verá nacer el reinado de la poesía en el verdadero sentido de la palabra, es decir, en el de creación, como la llamaron los griegos, aunque jamás lograron realizar su definición.
En otras publicaciones afirmo que único que debe interesar a los poetas es el "acto de la creación".    
   Pero fue en Buenos Aires, en una conferencia que di en junio de 1916, donde expongo plenamente la teoría. Fue allí donde se me bautizó como creacionista por haber dicho en mi conferencia que la primera condición del poeta es crear; la segunda, crear, y la tercera, crear.
  El poema creacionista se compone de imágenes creadas, de situaciones creadas, de conceptos creados; no escatima ningún elemento de la poesía tradicional, salvo que en él dichos elementos son íntegramente inventados, sin preocuparse, en absoluto de la realidad ni de la veracidad anteriores al acto de realización.
     Crear un poema sacando de la vida sus motivos y transformándolos para darles una vida nueva e independiente.
   Nada de anecdótico ni de descriptivo. La emoción debe nacer de la sola virtud creadora.
   Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol.
En mi modo de ver, el "creacionismo" es la poesía misma; algo que no tiene por finalidad, ni narrar ni describir las cosas de la vida, sino hacer una totalidad lírica independiente en absoluto. Es decir, ella misma es su propia finalidad.
En general, los poetas de todas las épocas han hecho imitaciones o interpretaciones más o menos fieles de la vida real.
Yo creo, y esto es fácil concederlo, que una obra de arte mientras mejor imitada o interpretada esté será menos creada.


domingo, 28 de octubre de 2012

Jorge teillier y poesía lárica...

El poeta Jorge Teillier nació en Lautaro, Chile, en 1935 y murió en 1996.
La poesía de Teillier descansa en principio en la tradición de la representación lárica (poesía del lar, del origen, de la frontera), aunque su obra trasciende el rótulo del arraigo lárico cuyos antecedentes se encuentran en Chile en Efraín Barquero (V.) y Rolando Cárdenas. Sus poemas arrancan del recuerdo ingenuo y la nostalgia con una cierta esperanza de asir el paraíso perdido, el cual paulatinamente se desintegra y se convierte en pura imagen soñada.
 Su infancia transcurrió en el sur de Chile, en la Araucanía. Desde su infancia, coincidente cronológicamente con la segunda guerra mundial, la vida cotidiana del autor estuvo ya marcada por el contacto directo con la naturaleza y una forma de entender la tradición capaz de articular en un mismo enfoque rasgos culturales, sociales e históricos chilenos, franceses y mapuche. A la descendencia francesa del autor, se acopló la tradición araucana, y prontamente, a través de la literatura, un sentido aún más universal.

El poeta se inició a los 12 años en la escritura, bebiendo las aguas de los libros de aventuras, Panait Istrati, Knut Hamsun, Julio Veme y los cuentos de hadas. Posteriormente se alimenta de los poetas del modernismo hispanoamericano (V.), de Vicente Huidobro y de la tradición universal de Jorge Manrique, Rainer María Rilke y Francois Villon. Se le vincula también con Höderlin y Trakl. Para él, lo importante en la poesía no es lo estético, sino la creación del mito y de un espacio o tiempo que trasciendan lo cotidiano, utilizando lo cotidiano. El poeta no debe significar sino ser. Postula un tiempo de arraigo frente a la generación de los años 50, que postulaba el éxodo hacia las ciudades.
En su poesía existe el Sur mítico y lluvioso de Pablo Neruda , pero desrealizado por una creación verbal en donde los lugares de provincia se tiñen de referencias melancólicas y simbólicas que se hacen universales. El poeta aparece como el sobreviviente de un paraíso perdido, como testigo visionario de una época dorada de la humanidad que conserva a través de los tiempos el mito y la imagen esencial de las cosas: casa, tierra, árbol. Pero el recuerdo ingenuo e incorruptible que se recupera por medio de la memoria, se trasciende sólo momentáneamente y culmina con su paulatina desintegración. Como en Enrique Lihn (V.) y en Barquero, hay en su obra una voluntad rendida, en que el presente carece de toda intensidad y la visión de lo cotidiano es desoladora: persiste sólo lo estéril y lo deshabitado. Frente a ello se buscan las huellas perdidas, para acceder al lugar maravilloso de donde venimos. A través del recuerdo, la realidad cotidiana se hace visible y se recupera. Pero ella solamente sobrevive en los lugares del hallazgo, constituido por los residuos del pasado y los espacios secretos y ocultos: el espacio encubre al tiempo.
De este modo, en Teillier hay dos momentos estéticos recurrentes que el poema recupera: el momento ingenuo de la infancia y el del recuerdo. La poesía de Teillier se encarna en la polaridad entre la felicidad del tiempo del origen recordado y el dolor de su desintegración. El sujeto de la poesía de Teillier es un desterrado que vive en la ciudad moderna y que fantasmalmente vuelve una y otra vez al espacio de la infancia, de la frontera, del límite, para reencontrarse con algo que ya no existe.
Frente a la tradición totalizadora de las vanguardias y los planteamientos rupturistas de la antipoesía (V. Poemas y antipoemas), Jorge Teillier convirtió de nuevo la poesía en experiencia vital ligada a una memoria poética que busca sus símbolos ancestrales y puros. Esa búsqueda primordial lo convirtió en uno de los poetas chilenos más originales de la actualidad.

En Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina.Caracas, Bibliteca Ayacucho, 1995

Dice Teillier: "No recuerdo haber intentado escribir poema alguno hasta los doce años de edad. La poesía me parecía algo perteneciente a otro mundo y prefería leer en prosa. Leía como si me hubiesen dado cuerda".2 Pero aunque desde los 12 años escribía prosa y poesía, fue a los 16, en la ciudad de Victoria donde escribió, su "primer poema verdadero", o sea, explica Teillier, "el primero que vi, con incomparable sorpresa, como escrito por otro".2 Gran parte de los poemas que componen su primer libro, Para ángeles y gorriones (1956), nacieron "sobre el pupitre del liceo".
De su época liceana —especialmente fecunda para el novel autor, que colaboró activamente en diversas publicaciones locales, con poemas o pequeñas crónicas que en buena medida anticipaban el particular universo poético que más tarde consolidaría en sus libros—, recordará en 1968: "Mi mundo poético era el mismo donde también ahora suelo habitar, y que tal vez un día deba destruir para que se conserve: aquel atravesado por la locomotora 245, por las nubes que en noviembre hacen llover en pleno verano y son las sombras de los muertos que nos visitan, según decía una vieja tía; aquel poblado por espejos que no reflejan nuestra imagen sino la del desconocido que fuimos y viene desde otra época hasta nuestro encuentro, aquel donde tocan las campanas de la parroquia y donde aún se narran historias sobre la fundación del pueblo".2
En 1953, con 18 años de edad, Teillier emprendió viaje a Santiago para cursar estudios superiores: ingresa en el Instituto Pedagógico a estudiar Historia, haciendo latente su constante vocación por rescatar la tradición, y de ello alimentar su creación poética.
En dicho contexto conocerá a muchos autores de su generación, la del 50, como a los poetas Braulio Arenas, Rolando Cárdenas, Enrique Lihn o el novelista Enrique Lafourcade, entre otros. No tardó en hacerse de un nombre en la escena santiaguina, lo que en buena parte posibilitó la publicación de su primer poemario, que fue bien acogido por la critica especializada de la época y recibió elogiosos comentarios por parte deAlone, quien destacó la simpleza de su poesía, no carente de profundidad.
Por aquellos años el pulso poético teilleriano ya se hallaba relativamente consolidado, lo que puede constatarse al analizar publicaciones posteriores, en que suele reiterarse la visión de mundo expuesta en su obra debut. Considerando eso, puede decirse que se trata de uno de los pocos casos en la historia literaria nacional en que un autor es capaz de presentarse "consolidado" en su propuesta poética ya en su primer libro.
Recuerda Teillier que por ese entonces "el héroe poético de mi generación era Pablo Neruda, que perseguido por el Traidor se dejaba crecer barba y atravesaba a caballo la Cordillera".2
Neruda, continúa Teillier, "llamaba a cantar con palabras sencillas al hombre sencillo y en nombre del realismo socialista convocaba a los poetas a construir el socialismo. Hijo de comunista, descendiente de agricultores medianos o pobres y de artesanos, yo sentimentalmente sabía que la poesía debía ser un instrumento de lucha y liberación y mis primeros amigos poetas fueron los que en ese entonces seguían el ejemplo de Neruda y luchaban por la Paz y escribían poesía social. Pero yo era incapaz de escribirla, y eso me creaba un sentimiento de culpa que aún ahora suele perseguirme. Fácilmente podía ser entonces tratado de poeta decadente, pero a mí me parece que la poesía no puede estar subordinada a ideología alguna, aun cuando el poeta como hombre y ciudadano (no quiero decir ciudadano elector, por supuesto) tiene derecho a elegir la lucha a la torre de marfil o de madera o cemento. Ninguna poesía ha calmado el hambre o remediado una injusticia social, pero su belleza puede ayudar a sobrevivir contra todas las miserias. Yo escribía lo que me dictaba mi verdadero yo, el que trato de alcanzar en esta lucha entre mí mismo y mi poesía, reflejada también en mi vida. Porque no importa ser buen o mal poeta, escribir buenos malos versos, sino transformarse en poeta, superar la avería de lo cotidiano, luchar contra el universo que se deshace, no aceptar los valores que no sean poéticos, seguir escuchando el ruiseñor de Keats, que da alegría para siempre".
Terminada la universidad, ejerció la docencia en el Liceo de Lautaro. En 1963 fundó y dirigió (hasta 1965), junto con Jorge Vélez, la revista de poesía Orfeo. También dirigiría el Boletín de la Universidad de Chile.
Tellier estuvo casado por un tiempo con Sybila Arredondo, chilena que luego se casaría con el escritor peruano José María Arguedas. Del breve matrimonio Teillier-Arredondo nacieron dos hijos: Carolina y Sebastián.
Después del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, Teillier siguió fiel a su credo, aunque no se puede negar, como bien dice Marcelo Quiñones, que aparecen "símbolos o signos de indicios" que nos remiten "al drama que por diecisiete años vivió Chile. Es verdad que con el correr de los años, el poeta fue acentuando o hizo más ostensible el tono autobiográfico de su poesía, esas pequeñas confesiones como 'la noche es mi mejor amiga' o 'es mejor morir de vino que de tedio'. Pero es igualmente efectivo que la compulsiva situación que vivió Chile bajo la dictadura fue determinante para que esta poesía tan genuina —en la que más de una vez asoman las 'sombras de los amigos muertos'—, diga en tono desacostumbrado que 'el único país donde me siento extranjero es mi país' o que 'vivo en un tiempo en que mandan los padrastros'".4
A lo largo de su trayectoria literaria recibió numerosos galardones, incluido el Premio Anguita 1993, concedido por la Editorial Universitaria al poeta vivo más importante de Chile que no hubiese conseguido el Premio Nacional.
Teillier se dedicó también a la traducción —por ejemplo, La confesión de un granuja de Sergéi Yesenin; escribió cuentos y colaboró en diversos diarios y revistas.
La poesía de Teillier ha sido traducida parcialmente a varios idiomas y cuenta con dos colecciones bilingües: In order to talk with the Dead y From the country of Never-more.
Sobre sus obras, el mismo Teillier ha escrito: "Creo que todos mis libros forman un solo libro, publicado en forma fragmentaria, a excepción deCrónica del forastero. Me parece que difícilmente uno tiene más de un poema que escribir en su vida. Hay varias tendencias en mis libros que van de Para ángeles y gorriones (1956) hasta Poemas del País de Nunca Jamás (1963); una descriptiva del paisaje visto como un signo que esconde otra realidad (como en los poemas El aromo o Molino de madera), otra como la historia de un personaje contada con un marco de referencia que es siempre la aldea (así en Historia de hijos pródigos), otra como el afrontar el problema del paso del tiempo, de la muerte que subyace en nosotros revelada como el fuego revela la tinta invisible por medio de la palabra (los poemas Domingo a domingo u Otoño secreto). En este sentido quiero hacer destacar que para mí la poesía es la lucha contra nuestro enemigo el tiempo, y un intento de integrarse a la muerte, de la cual tuve conciencia desde muy niño, a cuyo reino pertenezco desde muy niño, cuando sentía sus pasos subiendo la escalera que me llevaba a la torre de la casa donde me encerraba a leer".
Los últimos años de su vida los pasó en Cabildo, en el sector denominado El Molino de Ingenio. Murió a la edad de 60 años en el Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar. Sus restos mortales descansan en el cementerio de La Ligua.


Poesía Lárica


Poesía Lárica
La designación de una poesía lárica obedece a una corriente nacida en la segunda parte del Siglo XX en la geográfica zona sur de Chile. Tal denominación no tiene como objetivo normalizar un momento de la lírica chilena, sino designar una tendencia en la creación poética en la cual los poetas que la componen tienen ciertos factores estéticos y éticos que los aúna, todo lo anterior sin tener un acuerdo previo. Pero, para entender el verdadero valor de esta poesía, vale la pena resolver ciertas cosas, como qué significa la existencia de una poesía lárica, de dónde procede y cómo se identifican los poetas láricos.

Jorge Teiller
En primer término, debemos decir que la dimensión alcanzada por la poesía lárica es tan amplia que poetas con distintos estilos y visiones estéticas bien podrían ser reconocidos en esta vertiente. Entre quienes pueden ser llamados poetas láricos, según Jorge Teillier, fundador de esta denominación, existe un “rechazo a veces inconsciente a las ciudades, estas megápolis que desalojan el mundo natural y van aislando al hombre del seno de su verdadero mundo”. La poesía de los lares es, ante todo, una respuesta al desarraigo. El estar en el mundo de los poetas láricos no apunta a lo que a mediados del siglo pasado buscaban los poetas en desarrollo de la poesía chilena, quienes veían en el “desarraigo”, el viaje a Europa, un reniego, sin tener una base sólida de su propia cultura y tradición, desconociendo sus bases históricas y, por el contrario, prefiriendo las foráneas mientras existía ignorancia de las bases culturales de la sociedad por conocer. Estos, que buscaban el éxodo, tenían principalmente motivos de orden político o comercial, siendo parte de la pequeña burguesía chilena. Es en contra de esta postura que florece la poesía lárica, nace como una respuesta, como un reafirmar la tradición y la historia de la literatura chilena. Existe en los poetas de los lares, una búsqueda del medioambiente, una fusión con la naturaleza y un retorno a lo originario del hombre en contacto con el mundo, no como una experiencia meramente literaria, sino como una experiencia vital.
Mitológicamente hablando, los lares son los dioses romanos encargados de velar en las encrucijadas y los recintos domésticos. Los romanos creían en la vida de ultratumba y pensaban que los lares o los amos pasaban a ser espíritus tutelares o protectores de la casa y de la familia. El término “lárico” es abanderado por el poeta Jorge Teillier, quien basa la denominación en una carta enviada por Rilke a Witold Hulewicz en 1925 después de finalizar su obra “Elegías de Duino”, donde insta a  valorar las cosas relativas a la propia tradición cultural que contienen en sí elementos familiares y que, a su vez, coexisten con las cosas pertenecientes a otras culturas que carecen de historia en este nuevo ambiente, principalmente los objetos hechos en serie por la masa exportadora mercantil. Al respecto, Rilke señala que “las cosas vividas y animadas, las cosas que comparten nuestro saber, decaen y no pueden ya ser sustituidas. Nosotros somos quizá los últimos que han conocido todavía semejantes cosas. En nosotros está la responsabilidad, no sólo de conservar su recuerdo (esto sería poco e inseguro), sino su valor humano y lárico (“Lárico” en sentido de las divinidades del hogar, los “lares”).”
La poesía de los lares, no es una poesía exclusiva de un lugar geográfico, más bien, es una situación de contraste entre las grandes urbes con la ruralidad que lentamente desaparece. Es en esta ruralidad, donde las tradiciones de los pueblos se preservan o se borran junto a ellas, y es a estas tradiciones a las que el poeta lárico es sensible; sin embargo, la mirada lárica también puede potenciar de cierta forma la urbanidad con su progreso insaciable, pues esta representa una temporalidad que también se agota y se sustituye. Se enmarca al poeta lárico como hermano de los seres y las cosas, como un transeúnte de la cotidianeidad y, por tanto, el lenguaje poético de éste lleva impreso la vida cotidiana, rechazando un lenguaje brillante y efectista. Más bien, promueve el léxico basado en las cosas comunes, pero bajo un contexto poético novedoso que surge para el poema. Hay cierta búsqueda de una edad de oro, una edad perdida en el inconsciente colectivo que no sólo envuelve la perdida infancia sino, inclusive, el viejo paraíso terrenal;
El poeta lárico, en síntesis, busca mostrar la profunda realidad existente tras la vida cotidiana de su prójimo, la nostalgia por lo rural, por la infancia y la edad perdida; es un habitante del mundo, haciendo poesía para “amigos desconocidos”.








Tres poetas láricos
A un niño en un árbol
Jorge Teillier (1935-1996)
Eres el único habitante
de una isla que sólo tú conoces,
rodeada del oleaje del viento
y del silencio rozado apenas
por las alas de una lechuza.
Ves un arado roto
y una trilladora cuyo esqueleto
permite un último relumbre del sol.
Ves al verano convertido en un espantapájaros
cuyas pesadillas angustian los sembrados.
Ves la acequia en cuyo fondo tu amigo desaparecido
toma el barco de papel que echaste a navegar.
Ves al pueblo y los campos extendidos
como las páginas del silabario
donde un día sabrás que leíste la historia de la felicidad.
El almacenero sale a cerrar los postigos.
Las hijas del granjero encierran las gallinas.
Ojos de extraños peces
miran amenazantes desde el cielo.
Hay que volver a tierra.
Tu perro viene a saltos a encontrarte.
Tu isla se hunde en el mar de la noche.

Alberto Rubio

Es el camino
Alberto Rubio (1928 – 2002)
Es el camino que condujo mi infancia.
Aquí está el mismo cerco, allí las zarzamoras
llenándose de polvo, allí la piedra agreste,
y un niño fantasmal que eternamente sigue.
Y el cabello camino verdea con el sauce,
cayendo en hondonada sobre el pecho.
Es el mismo camino. Allí está el horizonte
viviendo de crepúsculo, siguiendo al mismo niño.
Allí la zarzamora cubriéndose de polvo,
mientras miran los álamos testigos en el cerco.
Es el mismo crepúsculo adonde marcha el niño.
Y más allá, la historia que comienza ahora...


Rolando Cárdenas

Regreso
Rolando Cárdenas (1933-1990)
Un día regresaremos a la ciudad perdida
como las estaciones todos los años,
como una sombra más en las tardes,
preguntando por antepasados
o por el río en cuyas aguas se quebraba el cielo.
Será en invierno
para revivir mejor los grandes fríos,
para ver de nuevo
el humo negro de los barcos cortando el aire,
para escuchar en las noches
los pequeños ruidos de la nieve.
Nos sentaremos a la mesa como si tal cosa
a probar el pan de otros días.
Un pájaro que cruce por la ventana
nos hará pensar en el bosque de pinos
donde el viento se revolvía furioso.
También preguntaremos por antiguos amigos
pensando quizás en el rostro de alguna muchacha.
Aún existirá el boliche
donde se reunían viejos campesinos.
Nos invitarán a beber y a conversar
asuntos que nadie olvida.
El tiempo no es más que regreso a otro tiempo.
"Todos nos reuniremos alguna vez bajo tierra".
Alguien nos reconocerá a la vuelta de la esquina.
Será como venir a saludar desde otra época.